Cuando fallece un ser querido, los herederos deben enfrentar no solo el duelo, sino también una serie de trámites para gestionar los bienes heredados, como la venta de una vivienda. Vender una casa que aún está a nombre del fallecido no es posible hasta que se completen ciertos procesos legales.
Primero, es necesario obtener el certificado de defunción y el certificado de últimas voluntades, que confirma si el fallecido dejó testamento. Si existe testamento, se puede solicitar una copia, y si no, la ley determinará quiénes son los herederos. Luego, los herederos deberán acudir a un notario para formalizar la herencia, tras lo cual será obligatorio pagar los impuestos de Sucesiones y Donaciones, además de la Plusvalía municipal. Una vez abonados estos impuestos, es fundamental registrar la propiedad a nombre de los herederos en el Registro de la Propiedad, lo que permitirá venderla legalmente.
En el caso de desacuerdos entre los herederos sobre la venta de la propiedad, existen varias soluciones. Entre ellas, la extinción de condominio (donde un heredero compra la parte de los demás), la venta de la parte heredada a un tercero (venta proindiviso) o recurrir a la justicia para la división de la cosa común. Lo ideal es llegar a un acuerdo entre todos para facilitar el proceso.
Si todos los herederos están de acuerdo en vender, acudir a una agencia inmobiliaria puede agilizar el proceso y asegurar que cada paso se realice correctamente.
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